martes, 15 de noviembre de 2011

viernes, 4 de noviembre de 2011

Dual

A propósito de esto, aún hay que decir una cosa. Hay bastantes personas de índole
parecida a como era Harry; muchos artistas principalmente pertenecen a esta especie.
Estos hombres tienen todos dentro de sí dos almas, dos naturalezas; en ellos existe lo
divino y lo demoníaco, la sangre materna y la paterna, la capacidad de ventura y la
capacidad de sufrimiento, tan hostiles y confusos lo uno junto y dentro de lo otro, como
estaban en Harry el lobo y el hombre. Y estas personas, cuya existencia es muy agitada, 
viven a veces en sus raros momentos de felicidad algo tan fuerte y tan indeciblemente
hermoso, la espuma de la dicha momentánea salta con frecuencia tan alta y
deslumbrante por encima del mar del sufrimiento, que este breve relámpago de ventura
alcanza y encanta radiante a otras personas. Así se producen, como preciosa y fugitiva
espuma de felicidad sobre el mar de sufrimiento, todas aquellas obras de arte, en las
cuales un solo hombre atormentado se eleva por un momento tan alto sobre su propio
destino, que su dicha luce como una estrella, y a todos aquellos que la ven, les parece
algo eterno y como su propio sueño de felicidad. Todos estos hombres, llámense como
se quieran sus hechos y sus obras, no tienen realmente, por lo general, una verdadera
vida, es decir, su vida no es ninguna esencia, no tiene forma, no son héroes o artistas o
pensadores a la manera como otros son jueces, médicos, zapateros o maestros, sino
que su existencia es un movimiento y un flujo y reflujo eternos y penosos, está infeliz y
dolorosamente desgarrada, es terrible y no tiene sentido, si no se está dispuesto a ver
dicho sentido precisamente en aquellos escasos sucesos, hechos, ideas y obras que
irradian por encima del caos de una vida así. Entre los hombres de esta especie ha
surgido el pensamiento peligroso y horrible de que acaso toda la vida humana no sea
sino un tremendo error, un aborto violento y desgraciado de la madre universal, un
ensayo salvaje y horriblemente desafortunado de la naturaleza. Pero también entre ellos
es donde ha surgido la otra idea de que el hombre acaso no sea sólo un animal medio
razonable, sino un hijo de los dioses y destinado a la inmortalidad.

viernes, 21 de octubre de 2011

Que sepa abrir la puerta

- No sé qué hacer.
- No? Bueno, tu primer opcion es abrir la puerta e irte. Siempre podés irte si es lo que vos querés.

Eso me dijo un docente el año pasado cuando yo no sabía cómo seguir con un trabajo. Y siempre es siempre. Cuando le dije que no quería irme, él me dijo que entonces iba a erncontrar la manera de seguir con lo que no podía resolver. Y la encontré. Desde ese momento empecé a preguntarme lo mismo cada vez que un trabajo de la facultad me tenía sin saber qué hacer. Una y otra vez decidí que no quería irme. Siempre me funcionó para encontrar la manera de seguir.
Después empecé a aplicarlo a más cosas. Cuando algo se me complicaba, cuando una situación no era cómo yo la esperaba, cuando no podía conseguir lo que quería, me preguntaba si de verdad quería seguir buscándolo. Muchas veces seguí. Muchísimas veces seguí.
Sin embargo, no se imaginan las veces que elegi irme. Ni yo me lo hubiera imaginado, cosas por las que creía que era capaz de dejar todo y de repente me encontré diciendo "quiero abrir la puerta e irme".
Quizás algún día quiera volver a entrar, quizás algún día decida que sí vale la pena seguir por esas cosas, que de verdad las quiero... pero cuando no es el momento, cuando algo te está consumiendo y no sabés qué hacer, nunca viene mal preguntarse si de verdad querés que te consuma. Si es lo que querés, si de verdad vale la pena, entonces se va a encontrar la manera. Pero si no... nunca está mal abrir la puerta y salir.

miércoles, 5 de octubre de 2011

No lógica

Si el amor es tan racional como para saber que dedicar un tema en facebook es un poco ridículo, entonces dejá, no quiero sentirlo.

martes, 26 de julio de 2011

El precio de la felicidad

Si te dieran eso que siempre qusiste, que querés, que amás, que tanto amás. Si te lo dieran, sea lo que sea: una vida, una persona, un objeto, un momento... lo que vos más quieras. Te lo dan, te lo aseguran, lo vas a tener, no hay dudas. Si te lo dieran. Si te dicen que para tenerlo tenés que sacrificar algo, algo de igual valor, alguien, un objeto, otro momento. Si te ofrecen algo y para tenerlo tenés que entregar algo a cambio. Si te ofrecen lo que más amás a cambio de lo que más te ama. Si te ofrecen una vida a cambio de una muerte. Si te ofrecen tu felicidad a cambio de la felicidad de otro. Si te ofrecen amor para vos a cambio de soledad para otro. Si te ofrecen una vida a vos a cambio de una vida que alguien no va a llegar a conocer. Si te ofrecen todo a cambio de todo.
Qué tan lejos podrías llegar? Qué tantas cosas podrías sacrificar? Qué tantas personas sacarías de tu vida? Qué tantos momentos resignarías vivir? Qué tanta felicidad le sacarías a otro? Qué harías?

Dejalo así.

lunes, 30 de mayo de 2011

Flores, corderos, principitos y demás

Sospecho que su partida, la realizó a través de una migración de pájaros silvestres. Antes de marcharse, ordenó detalladamente su planeta. Deshollinó los volcanes en actividad con sumo cuidado, eran dos y el principito los utilizaba diariamente para calentar su desayuno. Había un tercer volcán, pero en estado de extinción. Sin embargo, como decía mi amigo: "nunca se sabe...!" y deshollinó igualmente el volcán extinguido. Si se deshollinan regularmente los volcanes, pueden evitarse las erupciones. Para la grandeza de nuestra tierra, somos demasiado minúsculos para deshollinar volcanes, es por eso que nos causan tantos disgustos.
Arrancó tristemente los últimos brotes de baobabs que se hacían visibles. Tenía la sensación de no volver jamás. Esa mañana en particular, estos trabajos de rutina le eran sumamente agradables. Regó la flor por última vez, la resguardó con el globo de las fuertes corrientes de viento, y descubrió deseo de llorar.
-Adiós-dijo a la flor.
La flor no respondió.
-Adiós-insistió el principito.
La flor tosió, pero no precisamente por padecer un resfrío.
-He sido tonta-murmuró al fin- Te pido disculpas e intenta ser feliz.
Estaba estupefacto por la ausencia de reproches. Algo paralizado, permanecía de pie junto a la flor con el globo en su mano. Intentaba comprender esa calma mansedumbre.
-Claro que te quiero!-le dijo la flor- Por mi culpa, no te has enterado de nada. Creo también que has sido tonto como yo. Guarda ese globo, ya no lo quiero.
-Pero el viento...
-No estoy tan resfriada... Soy una flor y estoy segura que el fresco aire de la noche me hará bien.
-Y los animales...?
-Es necesario soportar dos o tres orugas si realmente deseo conocer a las mariposas. Debe ser hermoso! De lo contrario, quién vendrá a visitarme? Tú ya estarás lejos. En cuanto a los animales, tengo mis garras para defenderme, no les temo.
Lució inocentemente sus cuatro espinas. Luego dijo:
-No demores tu partida, es molesto. Si has decidido irte, pues... vete ya.
No quería que la viese llorar. Ciertamente era una flor muy orgullosa...

El principito, capítulo XIX

sábado, 21 de mayo de 2011

Pero si te dieras cuenta de que no es así...

Tratabas de hacer de tu problema un problema universal y la verdad que tu problema es tuyo y de nadie más. Ni mío, ni de ellos. Tuyo.

martes, 17 de mayo de 2011

Deformar

Yo explicaba situaciones con un montón de excusas que llega un momento que ya no sirven de nada, que ya no tienen validez. Y entonces hay que dejar de deformar ciertas situaciones para que se acomoden a lo que uno cree o mejor dicho, quiere creer. Y enfrentar las cosas como son, con lo terrible que eso pueda ser en un principio. Malísimo.
Pero ya va a pasar.

sábado, 30 de abril de 2011

Contradicción

Te duele, pero no te duele. Entendés? No, no entendés. Es así: te duele, te hace mal, no te gusta. Sin embargo, no podés entender que ESO te duela, te haga mal, no te guste. Te da bronca, te pone de malhumor, te genera odio. Odio? No, bueno, odio no. Pero te genera algo que hace que no te duela tanto, que no te lastime demasiado, que aunque no te guste, lo puedas soportar. Pero mejor no lo pienses detenidamente porque entonces te va a hacer mal. Claro, ni lo pienses. Dejalo así y vas a estar bien. No te preocupes. Dicen que todo pasa. Y va a pasar.

miércoles, 30 de marzo de 2011

lunes, 28 de marzo de 2011

Juegos

El nene se aburre, necesita algo para jugar. Va a la juguetería desesperado por encontrar algo con lo que entretenerse. Encuentra un juguete que le parece atractivo en la parte de ofertas y así, casi sin pagar nada, se lo lleva a su casa. Juega durante varios días, lo usa, se divierte, se ríe, hasta quizás lo desgasta y rompe un poco. No importa, es un juguete nada más. Después se cansa, ya sacó todo el provecho que podía sacar de él. El juguete ya está roto, es que no se dio cuenta de que estaba en la parte de ofertas porque era muy frágil.
Se olvida de él, juega con otros juguetes que también usa, rompe y después deja tirados.
El nene crece, estando en su habitación recuerda los días de juegos con ese juguete de la parte de ofertas. Sonríe, quiere volver a tenerlo en sus manos como cuando era chico. Se arrepiente de haberlo roto, piensa que debería haberlo cuidado más. Lo busca desesperado, quiere su juguete. Lo quiere arreglar. Revuelve todo su cuarto, busca en ese cajón de juguetes que ya no usa. Se desespera. El juguete ya no está.

domingo, 27 de marzo de 2011

#

Y TE TENDRÉ QUE DEJAR ESCAPAR, SÉ QUE LO VOY A LAMENTAR. PERO TE DIGO, AMOR, QUE HAY QUE SABER CUÁNDO PARAR.

Aunque odio Las Pastillas del Abuelo.

sábado, 26 de marzo de 2011

Sesión

Le conté a mi psicóloga del día en que te conocí. De ese cumpleaños de nuestro amigo que nos presentó y nos dijo que charláramos un rato. Le conté las cosas que me dijiste, las que te dije y las que te hubiera querido decir. Le conté del día que me invitaste a salir y yo no sabía si ponerme un jean a pesar del calor, porque con una pollera podía quedar muy provocativa. Le conté que me robaste un beso y (no me acuerdo si se lo dije) pero me gustó. También le conté que empezamos a vernos varios días por semana, que me llevabas a tomar helados o a mirar cómo pasaban los aviones por Aeroparque. Le conté del día que adelante de tus papás me dijiste que en un tiempo te querías casar conmigo. Le conté que yo te dije que faltaba mucho para eso, pero que yo también pensaba en casarme con vos. Le conté del día que con tus amigos fuimos a comer a McDonald's y nos dimos cuenta de que a los dos nos gustaba el Cuarto de Libra con Queso (bueno, vos lo agrandabas porque decías que la Coca si no no te alcanzaba). Le conté del día que fuimos a caminar y te enojaste porque se me había desatado un cordón y yo no quería parar a atarlo. Le conté que me dijiste que no podías dejar que me cayera, que si me caía iba a desaparecer y vos no sabías qué ibas a hacer si desaparecía. Le conté que yo ya había pensado en eso, que sospechaba que vos ibas a encontrar otra chica más linda que yo, con zapatillas sin cordones para que no se cayera nunca. Le conté a la psicóloga del día que esperando el colectivo un auto pasó y me mojó la ropa. Vos te reías pero yo quería llorar porque pensaba que así, toda mojada y sucia, ya no te parecía tan bonita. Le conté del día que me cantaste una canción en un bar. Ya no me acuerdo cuál era, pero vos por ahí te acordás (y si no le podemos preguntar a ella que seguro lo anotó). Le conté del día que pasamos por una Iglesia y, a diferencia de todas las demás veces que pasamos, no me dijiste que querías verme en el altar con vos. Le conté del día que nos peleamos porque el avión de Aeroparque no era del modelo que yo decía, y también le conté de la pelea porque yo me olvidé de pedir que te agrandaran el Cuarto de Libra con Queso. Le conté que, caminando por la cuadra de tu casa, vos no me avisaste que se me había desatado el cordón. Solamente lo pisaste, para que yo me cayera de una vez. Le conté que no te vi más pero a veces pensaba en vos cuando un auto me mojaba en la parada del colectivo. Le conté que ya no me acuerdo de tu cara y ella me dijo que eso está muy bien. Pero yo sé que no está bien, yo quiero acordarme de tu cara. Si te vuelvo a cruzar te quiero reconocer, para entonces poder dar la vuelta y caminar para el otro lado.

Así ya no

Porque no va, porque los 15 años quedaron atrás hace rato. Bueno, claro, si hablamos de edades físicas. Porque lo del nene y la nena jugando ya no funciona, porque los caprichos sabemos que son una mierda. Bueno, basta, la cortamos, dale? Nos ponemos las pilas y vamos a portarnos como gente grande. Bueno, no, no es tu culpa. Yo también tengo mis cosas. Te dije que pares, que te portes bien. Okay, yo no entiendo nada, pero quién entiende algo? Vos? Ella? Él? Ellos? Dale, ninguno de todos nosotros entiende nada. Sabés qué? Me cansé. Okay, pierdo. Suponete que ganaste, pero a mí no me gusta perder. Nunca me gustó perder ni a la casita robada. Porque no quiero perder, pero bueno, está bien, esta vez pierdo porque estoy un poco cansada. Sí, escuchaste bien, dije que estoy un poco cansada. Bueno, bastante.

miércoles, 2 de marzo de 2011

jueves, 24 de febrero de 2011

Tumba II

Últimamente soy la "caja fuerte" de todas mis amigas, donde depositan todos sus secretos que no hay que dejar que los demás se enteren. No es que me queje, al contrario, me encanta que confíen en mí, hacen bien porque yo no estoy diciendo nada de nada.
El problema está en que una te cuenta algo re genial, la otra viene con algo que no sabés si está bueno o malo, y después te toca escuchar una noticia de mierda. Me alegro por una, me pongo terriblemente mal por otra, me vuelvo a alegrar y después me hago percha por otra más. Todo esto sin poder demostrar que quizás no me alegro tanto porque pasan otras cosas.
Y bueno, ya no sé cómo estoy yo.

EXPLOTAAAAAAAAARRRRRR!!!!!!!!!

martes, 22 de febrero de 2011

Tumba

Por primera vez en mi vida estoy cumpliendo con el "no se lo digas a nadie, pero a nadie eh". Y lo cumplo porque JURÉ no decírselo a nadie y siento que si rompo el juramento me van a pasar cosas horribles. Posta, mejor no me arriesgo.
La pucha que me re cuesta quedarme callada, che.

lunes, 21 de febrero de 2011

Las mata bien muertas

A eso de las dos de la mañana bajé a la cocina a tomar un vaso de agua antes de irme a dormir. Todo iba tranquilo hasta que veo una cucaracha. Sí, cucaracha, horrible. De un tamaño bastante pequeño, pero eso no la hacía menos asquerosa, repugnante y todo lo que se les ocurra. Superada la parálisis momentánea que me provocó verla ahí, en mi cocina, me di cuenta de que tenía que matarla. Zapatillas no tenía, ojotas tampoco (abrí la heladera descalza y no me morí). Entonces pensé "ya fue, le doy directo con el Raid". Agarré el aerosol y empecé a tirarle con toda la bronca mientras que por dentro pensaba "morite, hija de puta, morite!".
Luego de unos segundos en los que el desagradable bicho trató de escapar, vi cómo quedaba inmovil, sin vida en el piso. Y ahí olí el Raid. Pará! Mi mamá compra Raid sin olor. Pará! Esto no huele como el Raid...
Uy, la maté. La maté con Blem.
Sí, señores, Blem mata cucarachas.
Y yo soy la boluda que a las dos de la mañana no distingue los aerosoles.
Bueno, igual murió, así que todo bien.

sábado, 5 de febrero de 2011

"Pero me quiere?"

El otro día miraba Gran Hermano 2011 y me reía de cómo Tamara preguntaba a Jesica y Loreley si Cristian U. de verdad la quería o sólo la usaba como parte del juego.
Me odiarán por empezar el post de esta forma, pero es que en cierto momento (específicamente mientras desayunaba hace un rato) volvió a mi mente ese tema y me di cuenta de que, lejos de tener que reírme, Tamara solamente estaba preguntando eso que todas las mujeres preguntamos en algún momento de nuestras vidas.
"Pero me quiere?"
Ese momento en el que no entendemos qué fue lo que pasó ni qué es lo que está pasando. Entonces, recurrimos a nuestras amigas, que seguramente puedan ayudarnos porque ven las cosas desde afuera y siempre nos dicen la verdad. O recurrimos a nuestros amigos, que tienen que saber "porque son hombres" y (erróneamente) creemos que todos los hombres son iguales, por lo tanto ellos tienen la verdad absoluta.
Y preguntamos.
Y las respuestas llegan de diferentes maneras.
La mirada de "pero pendeja, vos ves lo que me estás preguntando?", el "dale tiempo, ya vas a ver", el "yo creo que sí". O la peor de todas, el consuelo de algunas: "Te quiere a su manera". A su manera? Qué es eso? Que me quiere pero jamás me lo va a demostrar? Que me quiere pero en realidad no le importa? WHAT DOES THAT MEAN?
Bueno, obteniendo cualquier respuesta, todas alguna vez llegamos a hacer la gran pregunta.
"Pero me quiere?"
Y no nos conformamos con ninguna respuesta, ni siquiera con la única que vale la pena, esa a la que jamás le vamos a hacer caso y entonces nos vamos a hacer la cabeza con todas las demás. Nunca vamos a seguir el consejo de la respuesta correcta.
"Y qué sé yo, preguntale a él..."

domingo, 2 de enero de 2011

Esto también pasará

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:
- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total…
Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:
-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- manténlo escondido en el anillo. Abrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino…
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso:
Simplemente decía:
“ESTO TAMBIÉN PASARÁ.”
Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes… y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:
-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
-Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:
-Recuerda que todo pasa. Nada de lo que tengas, o lo que sientas es permanente. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.

(No sé de quién es el cuento, pero mío no es)