jueves, 24 de febrero de 2011

Tumba II

Últimamente soy la "caja fuerte" de todas mis amigas, donde depositan todos sus secretos que no hay que dejar que los demás se enteren. No es que me queje, al contrario, me encanta que confíen en mí, hacen bien porque yo no estoy diciendo nada de nada.
El problema está en que una te cuenta algo re genial, la otra viene con algo que no sabés si está bueno o malo, y después te toca escuchar una noticia de mierda. Me alegro por una, me pongo terriblemente mal por otra, me vuelvo a alegrar y después me hago percha por otra más. Todo esto sin poder demostrar que quizás no me alegro tanto porque pasan otras cosas.
Y bueno, ya no sé cómo estoy yo.

EXPLOTAAAAAAAAARRRRRR!!!!!!!!!

1 persona también lo dijo

Belén dijo...

Algunas tenemos caras de terapeutas, pero bocas de peluqueras o almaceneras.

De mí ya saben: si es secreto de Estado...andá a contárselo a otro.