sábado, 4 de septiembre de 2010

Las lindas



Con el riesgo que implica este tema (riesgo de quedar como engreída, egocéntrica, creída, idiota, ciega y hasta boluda) voy a decir que las lindas no la pasamos tan bien como se cree.

Muchos hombres dicen que todas las mujeres son bellas y creo que tienen razón. Pero algunas hacen enormes esfuerzos por resaltar bellas facciones, se cagan de hambre, se pintan el pelo y arreglan los dientes mientras que otras nos damos el lujo de comer alfajores a diario y salir despeinadas a la calle. Con esto último ya me puedo llamar privilegiada. Que hay mujeres más bellas que yo? Si, a montones, pero eso no quita que reconozca ser bonita y evite caer en falsa humildad.

Como venía diciendo, las lindas (y hablemos en tercera persona) no la pasan siempre bien. He visto y me ha tocado vivir en carne propia como la belleza abre puertas, pero lo que no se dice es que luego intentarán cobrar peaje.

En una búsqueda laboral es evidente que entre las candidatas quedará seleccionada la más linda, pero después el patrón le tocará el culo alguna que otra vez. En la facultad el profesor explicará con más dedicación a la alumna agraciada y luego ofrecerá llevarla hasta la casa en su auto.

La mayor discriminación que sufren las lindas es por parte de las mismas mujeres, sean estas bellas o no, es indistinto. Para las lindas es complejo tejer redes de amistades y por lo general conservan amigas de la infancia, las que estaban junto a ellas antes de que le crecieran los pechos y durante la etapa del acne. De todas formas, estas amistades pueden verse seriamente amenazadas si la amiga bella no tiene pareja. Las amigas de las lindas, aunque ellas también lo sean, temen que sus conquistas fijen sus ojos en el culo de la otra. Pero la relación mujer a mujer excede los límites de la amistad. Las compañeras de la facu, del trabajo, las profesoras, las primas y tías apendejadas también excluyen de su grupo a las lindas. Y esto es por mera envidia con una alta cuota de inseguridad.

Y hay un detalle más, las lindas no tienen derecho a ser simpáticas porque siempre habrá un gil que supondrá que le esta tirando onda. Las lindas no sonríen porque algo les causa gracia, sino porque están coqueteando con alguien. Las lindas no se abanican porque tienen calor, están provocando. Las más simples actividades deben ser realizadas con extrema cautela o mejor aun, en la privacidad de su hogar. Tomar mate, morder una factura, quitarse un sweater, prenderse un cigarrillo y hasta caminar por la calle puede ser tomado como un acto de seducción masivo e indiscriminado, y por supuesto, quien asuma esto lo criticará.

Pero ustedes dirán, no importa todo esto, no importa que la linda sea excluida de todos los grupos sociales y negada por las féminas consanguíneas, porque total la bella tiene a su lado a un príncipe azul, alto, fornido, con mucho pelo, dulce, cariñoso y considerado, que la tiene como la reina que es. No, lamentablemente no es así.

Los ejemplares masculinos, deslumbrados por la belleza de esta mujer en cuestión, suelen sentirse en inferioridad de condiciones (aunque así no sea), suponen que tiene compañía, o que simplemente no están a la altura de semejante minón. Son tantos los que piensan así, que la linda está siempre sola. La excepción a esta regla es aquel caballero caradura, lanzado y engreído, que por lo general (dicen las malas lenguas) intenta conquistar a la linda sólo por un ratito, para pasearla delante de sus amigos y generar envidia pero jamás para enamorarse. El motivo: él sabe que ella es deseada y prefiere evitar que sus amigos se toquen por las noches pensando en su novia. Conclusión, la linda nunca será la novia.

Y para colmo de males, esta mujer beneficiada (?) por la naturaleza está considerada por la población, en su mayoría, como hueca, tonta, tarada e inepta para la realización de cualquier actividad. Encima, en el inconciente colectivo, la linda tiene la bombacha floja, y si no entrega es porque se esta haciendo la histérica.

La linda sabe que puede conseguir mucho con una amplia sonrisa, pero a veces se abstiene porque el precio luego es altísimo. La pendeja linda usa la sonrisa hasta gastarla, pero luego, si tiene algo de cerebro (y las envidiosas de su entorno se equivocaron al suponer que no), entenderá que no siempre le conviene. Que a veces es más conveniente poner cara de culo quedar como una forra. Y ahí le van a decir, que ortiva esta pendeja, se cree la linda y todo.

Mierda, nada nos conforma!


Aclaración: El post no es mío, lo leí en la revista Oblogo y luego lo saqué del blog de su autora, Modelo 80 y pico

Pero bueno, vieron cómo es esto, cuando alguien ve algo que le parece cierto... Había que compartirlo.  
No es que me crea excepcionalmente hermosa, estoy lejos de eso. Solo que dice muchas cosas ciertas, que sin ser la más linda del mundo una las vive. Cosas que pasan, vieron?

Decilo vos también